Las características propias de cada negocio, de cada empresario y de cada familia hacen que las prioridades para la transición generacional presenten grandes diferencias entre sí. Poder entender las propias prioridades, y establecer un plan para satisfacerlas, es la clave para la continuidad de la empresa y la felicidad de la familia.
No hay una receta única para encarar una transición generacional.
Como se trata de un proceso complejo y de resultados que no son inmediatos, la mejor manera de afrontar el desafío es descubriendo las propias motivaciones.
No serviría de nada que un tercero le dijera al empresario lo que debe hacer, si éste está tan agobiado por sus propias preocupaciones que no tiene la capacidad de escucharlo, y menos aún de implementar las recomendaciones.
Por ello, y para que cada cual pueda armar su propio camino, planteamos a continuación diez posibles prioridades.
Identificar las prioridades significa, al mismo tiempo, descubrir qué es lo que puede estar preocupando a cada uno en el presente, con vistas a encontrar las mejores soluciones.
En consecuencia, lo invitamos a calificar cada una de las prioridades listadas del 1 al 10, donde 1 es la prioridad que avizora como más inmediata, y 10 la menos significativa, o menos aplicable a su caso concreto.
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Un paso más allá
Repase sus prioridades. ¿Cuáles son sus conclusiones?
¿Hay algo que Ud. debería hacer de inmediato, en términos de comunicar esas prioridades a otras personas, darse un tiempo para reflexionar, o solicitar apoyo para satisfacer objetivos?
¿Cuál es la relación entre esas prioridades y los desafíos del día a día?
¿Es sustentable el día a día sin encarar la satisfacción de estas prioridades?
¿Qué ocurriría frente a una contingencia? (un tema de salud, o una dificultad imprevista en la actividad empresarial).
Pensar y ejecutar
No resulta positivo actuar sin reflexión, dado que se corre el riesgo de tomar medidas intempestivas, o que luego no puedan sostenerse a lo largo del tiempo.
De la misma manera, no es positivo quedarse pensando en un tema que se califica de importante, y no encarar medidas para resolverlo a lo largo del tiempo.
Los temas relativos a la transición generacional muchas veces explotan en las manos, porque hay una tendencia a postergar su definición. Lamentablemente, los desafíos del día a día reclaman tanto la atención, que nunca hay tiempo para encarar temas realmente significativos.
Entonces, puede ocurrir que un hijo no encuentre su lugar dentro de la empresa, simplemente porque nunca hubo tiempo para describir el puesto que debería ocupar; o nadie se ocupó de entrenarlo.
O las peleas familiares pueden ocupar la escena, sin que exista una metodología adecuada para contenerlas y reconducirlas.
O, quizás, llegamos a la conclusión de que los planes de negocios no llevan a la obtención de resultados sólidos, con vistas a un futuro en el que el fundador de la empresa pueda retirarse.
Por lo tanto, resulta recomendable no actuar irreflexivamente, ni postergar decisiones que involucran valores tan importantes como la solidez del proyecto empresarial, la unidad de la familia y la felicidad de los protagonistas en cada uno de esos ámbitos.