Temas de Empresa & Familia

“Familia empresaria” debe agregar valor

 

Los análisis y visiones que son presentados sobre la empresa familiar han sido, en gran parte, hechas con mayor énfasis en las críticas y alertas para las fragilidades y riesgos que ella presenta en los desafíos de su perpetuidad. La mayoría se concentra todavía en una visión simplista de mirar la empresa, particularmente, en la perspectiva de los negocios, sus estrategias y estructura. La propuesta de este artículo es destacar la importancia – que la familia tiene en este proceso, especialmente en la medida en que ella se transforma en un “activo” que agrega valor, tanto a la sociedad como a la propia empresa. Y de esta forma se rompe el círculo vicioso de ser encarada, llena de prejuicios, solamente como un “pasivo” que retira valores del patrimonio.

Por lo tanto es indispensable que, de la misma manera como muchos priorizan la necesidad de “profesionalizar” la empresa, también la propia familia desarrolla un proceso educativo que la transforma en una “familia empresaria”.

En nuestra experiencia de algunas décadas de relaciones y aprendizaje con empresas familiares, en Brasil y en Latinoamérica, es posible concluir que este proceso es unos de los determinantes para el éxito de estas organizaciones, de forma que puedan asegurar su continuidad a través de las generaciones.

 

 

Examinemos algunos puntos clave en la dirección de transformarse en una familia empresaria que pasa a actuar como un “activo” que adiciona valor, tanto a la sociedad controladora como a la propia empresa. Ellos se han mostrado útiles para el tratamiento de los grupos familiares preocupados con su futuro:

  • Comprender que la herencia crea un vínculo accionario, complejo y delicado, que a lo largo del tiempo deberá sufrir un proceso de disolución. Esta pulverización tendrá efectos sobre las proporciones que cada heredero tendrá en el patrimonio. O sea, a partir de la segunda generación desaparece la figura típica que engloba los papeles y responsabilidades de “dueño”, patriarca y gestor. Emerge de esta forma una sociedad de personas que no tuvieron la libertad de elegirse para ese nuevo papel.
  • Comprender y confrontar la típica cultura familiar que busca la igualdad y equidad con la diversidad de las participaciones de accionistas emergentes. O sea, dar inicio a un proceso de separación entre los afectos y sentimientos familiares – que deben ser preservados y desarrollados – y un conjunto de criterios y procedimientos que puedan establecer, de forma participativa, compromisos con una gama de derechos y obligaciones para los involucrados en el papel y en las responsabilidades de accionista.
  • Educarse para un desempeño competente del papel de accionista, interesado en agregar valor a su patrimonio de manera profesional. Esto significa tener clareza de que la empresa no debe estar bajo la óptica de ser centro de colocación de familiares, pero sí como un local donde deben estar profesionales – familiares o no – capaces de agregar valor al patrimonio y atender a las demandas del mercado. Paralelamente, es vital comprender que el accionista que está fuera de los cuadros ejecutivos de la organización también puede adicionar valor, a medida que se prepara para valorar su participación como accionista de forma profesional.
  • Aceptar que pueden existir – a lo largo de cada generación – “podas” en las participaciones de accionistas que permitan reducir el número de minoritarios. Es bueno recordar que, aunque esos accionistas posean pequeñas participaciones en el capital, no dejan de tener altas expectativas, debido a su vínculo e influencia familiar. Salir de una sociedad familiar, con negociaciones transparentes, no excluye el accionista del vínculo familiar. Esa libertad de negociar la participación de accionistas puede ser encarada como una forma práctica y gradual de logra separar estos dos universos, que son la familia y la sociedad en los negocios.
  • Obtener un equilibrio entre las necesidades de capitalización de la sociedad/empresa y las demandas de liquidez de los accionistas. Vale recordar que esas demandas, individuales y familiares, tienden a crecer de forma más intensa y rápida de que los lucros de los negocios.
  • Comprender a los accionistas – y a las familias – con la creación de fuentes alternativas de liquidez como forma de reducir el grado de dependencia financiera, muchas veces excesivamente concentrada en los rendimientos del patrimonio de la sociedad y de las empresas.

 

 

  • Educar a los más jóvenes de la familia, desde muy temprano, en su relación con el dinero y el poder, buscando transformarlos en responsables en relación a los “bonos” y “gravamen” que la herencia representa. La herencia no viene con un manual de instrucciones.
  • Asumir que cada accionista y familiar debe concienciarse de que es su responsabilidad desarrollar un proyecto de vida que contemple sus sueños personales y la busca de la realización profesional. Para esto, es fundamental no ver la empresa de la familia como su única alternativa de vida. Puede ser una de ellas, pero, en cualquier hipótesis, debe ser encarada con mucha cautela.
  • Cultivar y conocer la historia de la familia y de la empresa es también una manera de cómo los herederos, y futuros accionistas, pueden prepararse para hacer desarrollar y valorar el patrimonio. Nadie ama lo que no conoce. Así que, la conciencia de la historia es un instrumento útil para comprender que, si en cada nueva generación no hay suma de valores y la dependencia financiera no se reduce, los riesgos de un final trágico aumentan.

Es evidente que esa relación de acciones preventivas no se agota. Otras tantas existen y se vuelven necesarias.

Pero el principal objetivo de este texto es que funcione como alerta y reflexión sobre un tema tan importante y delicado. Y, mientras más temprano pueda ser discutido e implementado – de preferencia con el fundador todavía presente – mejor será la eficacia de esas acciones.

 

 

 

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Diferencias entre herencia y legado

 Renato Bernhoeft

Fundador y presidente de höft Consultoría Societaria
Miembro de FBCGi – The Family Business
Consulting Group International en América Latina.
Miembro de F.B.N. – Family Business Network
renato@hoft.com
www.hoft.com

 

                                                                                                                                             

El aumento del número de fortunas por todo el mundo, se debe a varios factores, inclusive a la alta liquidez de la economía mundial, que provoca entre sus efectos más visibles, la proliferación de la oferta de productos y servicios para la administración patrimonial. Y entre las economías emergentes, América Latina es, a cada día, un mercado prometedor para la oferta y aceptación de estos servicios.  Inclusive, con muchas de estas instituciones o personas físicas ofreciendo adicionalmente, la dirección de procesos sucesorios, intermediación de negocios,  apertura de capital, etc. Todos ellos con un foco muy claro en el gerenciamiento de patrimonios y agregado de valor financiero. Y aunque esta sea una actividad relevante,  ha sido tratada con un sesgo que prioriza exclusivamente, sólo las formas de asegurar que el patrimonio construido por muchos fundadores con gran esfuerzo y dedicación, no se pierda en las manos de las próximas generaciones.

Pero, basados en nuestra experiencia, con más de tres décadas de involucración y contribución profesional en procesos sucesorios, tanto en Brasil como en algunos países de América Latina, el  tratamiento puro de las cuestiones patrimoniales, desvinculado de una cuidadosa preparación de los herederos en relación al legado que irán a recibir – tanto en la perspectiva individual como familiar -, torna este proceso incompleto.

 

 

La misma dificultad que muchos herederos presentan para administrar el patrimonio material que heredan, se manifiesta también en el manejo de sus raíces, orígenes, historia y relaciones. Esto pasa tanto en el ámbito personal, como familiar y en este conjunto, merecen destacarse especialmente,  las dificultades que las nuevas generaciones encuentran en su relacionamiento con figuras de fundadores carismáticos, que simbolizan éxito y determinación.      

Por lo tanto, el abordaje de la cuestión sucesoria sólo en la perspectiva patrimonial, es demasiado simplista dentro de un proceso, que más allá de muy  complejo, es también delicado.

Las historias de innumerables dinastías, hoy accesibles en la literatura, el cine, teatro y otras diferentes manifestaciones culturales, vienen demostrando cuán alta es la exigencia de que todo este proceso sea tratado con cuidado, respeto y profesionalismo.

Las investigaciones mundiales, realizadas en el universo de las empresas familiares, comprueban que el 65% de las mismas, desaparecieron debido a dificultades que la familia encuentra, en el trato y en las relaciones con el legado que simbolizaba el patrimonio heredado.  En América Latina este índice  resulta mayor, aproximándose al 70%, teniendo en cuenta nuestro propio modelo de origen de las empresas familiares, ya que la mayoría de ellas, surgen como resultado de determinaciones y capacidades intuitivas de inmigrantes que huyeron de guerras y adversidades. O sea, muchos de ellos imaginaban que al fundar una empresa estaban estableciendo un futuro tranquilo para sus descendientes. Y con sus  características culturales, propias, esta situación ha ocurrido, tanto con europeos como en asiáticos, que vinieron aquí en búsqueda de “El Dorado”.

 

 

Transformar una familia “normal” en una familia empresaria, acción que será determinante para la perpetuidad del patrimonio y el legado, requiere tiempo, dedicación, humildad y capacidad de aprender. Más allá de la importante necesidad en aprender a lidiar, de forma positiva, con sus orígenes y pasado, pero ahora desde la perspectiva de su futuro.

Veamos algunos puntos importantes que no siempre son considerados en la conducción de los procesos sucesorios y preparatorios para transformarse en una familia empresaria. Existen tres tipos de alternativas y características para las empresas familiares: empresas de control familiar y gestión familiar; empresas de control familiar y gestión no familiar; empresas de control familiar y gestión mixta (ejecutivos familiares y no familiares). Y es evidente que podemos hacer todavía las mismas combinaciones considerando el control compartido con otro grupo inversor o a través de la apertura de capital.

Más allá de esta clasificación, hay también dos tipologías distintas en el origen de las empresas familiares. Ellas pueden ser uni-familiar (cuando descienden de una sola rama familiar), o multi-familiar, (cuando, desde la primera generación, los fundadores no tuvieron entre sí, un vínculo de carácter familiar)

Estas variables son muy importantes para guiar el tema. Los abordajes no pueden ser los mismos teniendo en cuenta que cada una de ellas posee historias son muy peculiares. Inclusive, en el caso de las multi-familiares,  una de las cuestiones fundamentales es conseguir una versión única de la historia. O sea, aceptada por todas las partes involucradas.

 

 

Algunos otros puntos que merecen destacarse en el camino de preparación de las nuevas generaciones para lidiar de forma positiva con el legado, más allá del rescate histórico de forma positiva y del propio orgullo de pertenecer a la familia, son:

– Formación de los herederos para que tengan una clara comprensión de su papel de accionistas o inversores, de un patrimonio que los vincula accionariamente. Sin que esto haya sido producto de cualquier conquista individual o hasta de la posibilidad de elección de los miembros que componen esta nueva sociedad de hermanos, primos o familias diferentes.

– Desarrollo de un proyecto de vida personal y profesional que permita al heredero apropiarse de sus sueños, destinos y realizaciones. Y no sólo dependa del patrimonio, expectativas y éxito de la generación anterior. O sea, pueda construir su propia biografía e historia.

– Desarrollar el sentido de una familia empresaria que se transforme en un “activo” para las empresas e inversiones, evitando mantenerse sólo como un “pasivo”, de costos elevados, que tienden a crecer en una progresión geométrica. Vale siempre recordar que las ganancias de los negocios, crecen en progresión aritmética, para un grupo cada vez más pulverizado.

 

 

Es en todo este contexto, que no basta estructurar sólo sistemas de gobierno corporativo. Tanto la familia, o familias, como también el relacionamiento societario, que emerge de esta situación, exigen foros específicos para el tratamiento de las cuestiones y conflictos que pueden surgir de forma muy natural, en un grupo tan heterogéneo como la familia, y que pueden ampliarse a cada nueva generación.

Por lo tanto, ésta es un área donde cada vez mas los tratamientos exigen profesionales y competencias complementarias. Administrar el patrimonio, las relaciones, el legado, los deseos, ambiciones y prioridades – individuales y colectivas – requiere complementariedad y visión de conjunto.

Abogados, terapeutas, gestores de patrimonio, sociólogos, historiadores, antropólogos, u otros profesionales con sensibilidad y competencias, pueden realizar un trabajo integrado, y de gran contribución para la perpetuidad de las familias y sus patrimonios.

Todo esto se aplica asimismo, en los casos en que las familias se desprenden de sus negocios de origen. Pues sus vínculos – histórico y patrimonial – permanecen a lo largo del tiempo. Pero, como en todo proceso, se exige un cuidado permanente en la preparación y educación de cada nueva generación.

Ser miembro de una familia empresaria tiene “sus más y sus menos”.

Vale recordar a cada heredero que, de la misma forma como el puede – y debe – sentirse orgulloso de pertenecer a la familia y a la sociedad, también ambas deben sentirse orgullosas de los socios y familiares que la componen.

 

 

 

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