– Pongamos como requisito que ninguno de nuestros hijos será Director en la empresa si no tiene un master en una universidad de primer nivel, propuso uno de los hermanos.
– Y si ninguno de tus hijos lo logra, ¿estás seguro de que desearías que no puedan formar parte del Directorio?
- Este es un diálogo típico cuando se está elaborando un Protocolo Empresario Familiar.
Por un lado, los que participan en la elaboración del Protocolo buscan la excelencia de la preparación de la nueva generación, porque ello va a dar mayores oportunidades de éxito a la empresa. Pero, por otro lado, si suben mucho la vara hay posibilidades de que algunos queden excluidos y que ello ponga en riesgo la participación familiar en la empresa.¿Qué resulta más recomendable?- En este punto debemos recordar la diferenciación entre las empresas de labor familiar, donde los miembros de la familia propietaria trabajan, de aquellas de dirección familiar, en las cuales los miembros de la familia se integran al Directorio Ejecutivo, y de las empresas de propiedad familiar, donde la continuidad en el marco de la familia está dada por la tenencia de participaciones en el patrimonio de la empresa a través de acciones o cuotas sociales.
Normalmente, en el caso de las empresas de labor familiar el concepto dominante es que, si los miembros de la familia no están capacitados, mala suerte, pero todos deben trabajar en la empresa y participar en la toma de decisiones, porque nadie puede saber mejor lo que la empresa necesita que quienes trabajan ahí.- En ellas, la mirada respecto del estudio de los hijos suele estar basada, principalmente, en el interés familiar, dado que el estudio de sus hijos es un logro al que en muchos casos sus padres no tuvieron la posibilidad de acceder. Sin embargo, el hecho de terminar una carrera no siempre significa la aceptación por parte de los titulares de la empresa, quienes muchas veces resaltan la importancia de la experiencia, el conocimiento del mercado, las relaciones personales, y los ubican como características dominantes frente a la educación recibida en la Universidad.
Esta diferencia de criterios entre padres e hijos termina siendo, en muchos casos, fuente de conflictos y frustración para ambas generaciones.En las empresas de dirección familiar hay una preocupación mayor por el éxito de la empresa en el largo plazo, y, en tal sentido, suele haber consenso en cuanto a la importancia de los estudios superiores para formar profesionales aptos que ejerzan la función de dirección.En consecuencia, muchas veces se limita la posibilidad de formar parte de esa dirección a quienes no tienen un título universitario o, incluso, una especialización, y siempre dentro de carreras que puedan ser útiles para la empresa (en muchos casos ingeniería, o química, administración de empresas, comercialización, recursos humanos, etc).
Las empresas de propiedad familiar tienden a la profesionalización de la gestión en manos de quienes pueden ser familiares o no, pero el concepto principal es que se busca a aquellos líderes que brinden a la empresa lo que ésta necesita, porque es más importante la consolidación empresarial que la satisfacción individual de un miembro de la familia.- Podemos concluir, entonces, que según el modelo de participación familiar en la empresa, hay una diferente vinculación con la educación:
- En la empresa de labor familiar, la educación es un logro principalmente familiar.
- En la empresa de dirección familiar, la educación es un requisito para la participación.
- En la empresa de propiedad familiar, la educación no asegura la participación en la empresa, sino que se atiende, fundamentalmente, a la capacidad del familiar para cumplir con las expectativas de los propietarios y las necesidades de la empresa en igualdad de condiciones con los no familiares.
Todo lo expuesto se vierte en el Protocolo de diferentes maneras:- En algunos casos bajo la forma de un requisito que, si no es satisfecho, impide el acceso de un familiar a un cargo directivo, o, en algunos casos, a la posibilidad de trabajar en la empresa.
- En otros casos, la educación aparece como una preocupación familiar y, por lo tanto, se atribuye al Consejo de Familia la posibilidad de participar activamente para lograr que los miembros de la siguiente generación tengan éxitos en los estudios.
- Para otras familias empresarias, la educación de grado es responsabilidad de cada núcleo familiar, pero los miembros de la siguiente generación que se proponen realizar un estudio de posgrado o una investigación cuentan con el soporte económico de la empresa. En este punto, hay dos grandes líneas: algunas familias privilegian a aquellos que estudien temas relacionados con la empresa, en tanto que otras fomentan la actitud estudiosa de los miembros, y, por lo tanto, apoyan el desarrollo de posgrados en cualquier área, sea favorable a la empresa o no.
- Hasta aquí hemos hablado de educación, un punto significativo en la mayor parte de los protocolos familiares por tratarse de un valor que, en general, es compartido por la mayor parte de las familias.
Un punto diferente y complementario es el de la capacitación, que tiene que ver con las necesidades efectivas de toda empresa familiar en relación a la participación de los integrantes de la familia. Porque, más allá de lo que cada uno estudie, debe prepararse para una participación efectiva en la empresa familiar, y esto significa conocer de aquellos temas que, necesariamente, van a formar parte de la gestión o de la dirección de la misma.Sea cual fuere la profesión o calificación académica de los miembros de la familia, la exigencia de una capacitación acorde con lo que la empresa necesita para su funcionamiento y continuidad en el tiempo resulta indispensable a fin de que la empresa del futuro sea, por lo menos, tan sólida como la empresa del presente.