Entrevista realizada a Lorena Rougier en el programa de radio “Empresa y Familia – Modelo para armar”
Lorena Rougier tiene una trayectoria muy interesante, muy variada.
Es la experiencia ya no de una empresa familiar, donde aparece una siguiente generación, sino una empresa familiar en tanto fundadora o cofundadora con su esposo.
– ¿Podés contarnos un poco sobre las diferentes fases de tu carrera profesional y cómo te vinculaste con el ahora?
– Me parece que el giro que ha tenido mi vida en lo profesional tiene que ver con los valores o con los ejes que uno va planificando, para la familia, para la empresa, para la sociedad. En el 98 me recibí de abogada y nunca pude manejar el litigio o el conflicto de manera constructiva. No me cerraba esa idea de litigar, me parece que no aportaba, en mi caso particular.
– Tenía 22 años en ese momento, ya conocía a quien es hoy mi marido. Él ya estudiaba ingeniería; mientras él estudiaba ingeniería yo estudiaba escribanía, en el 2000 nos recibimos los dos. Y mi marido siempre tuvo un objetivo claro, él quería trabajar en relación de dependencia y después tener su propio emprendimiento, su propia empresa. Como decía al principio, también en la familia uno forja valores, que es el de acompañar al esposo, tratar de tener una familia unida, acompañar la crianza de los chicos. Entonces, cuando mi marido se recibe en el 2000, trabaja hasta 2005 en relación de dependencia y luego decidimos comenzar el camino de la empresa. Un emprendimiento nuevo, donde lo que ofrecíamos en ese momento era el diseño de máquinas para envasado y empaque. Empezamos alquilando un local, después con un socio, éramos muy poquitas personas, todas colaboraban, con muy pocos recursos económicos. Nuestra historia fue muy a base de esfuerzo, como quizás hay muchas empresas que han pasado por la misma situación. Fuimos creciendo, tenemos tres hijas, un poco me ocupaba yo de la crianza de las chicas. Siempre con el acompañamiento de mi marido, pero él poniendo foco en el emprendimiento y yo en la crianza de las chicas y acompañándolo, por supuesto.
– ¿ Cómo se llama la empresa y qué cantidad de empleados tienen, aproximadamente?
– Desinmec Ingeniería. Hoy hacemos máquinas de envasado, de empaque.
Hoy tenemos 55 empledos aproximadamente. Hemos comenzado en 2005 siendo 5 o 6. Hoy, con 16 años, hemos crecido. Yo creo que el crecimiento fue, desde el punto de vista de clientes, desde productos y del punto de vista humano. Que por ahí es donde va mi foco. Siempre tuvimos presente forjar valores en el equipo de trabajo y crecer junto al equipo de trabajo, en la parte humana. Con la comunicación, con la empatía, con la solidaridad. O sea, siempre tratamos de estar a la altura de la necesidad de todo el equipo de trabajo. Por eso también después hice un posgrado en responsabilidad social y ambiental, justamente, para poder fijar un plan de gestión. Ya sea a nivel interno, viendo un poco la necesidad y manteniendo la comunicación en el grupo interno, en el equipo de trabajo. Y a su vez el externo también, teniendo en cuenta la sociedad donde se desarrolla la empresa. Un poco es esa la idea que tenemos de funcionar como sociedad, que cada uno ponga a disposición las herramientas que tiene, para el bienestar común. Y fuimos creciendo, lo estamos haciendo, y creo yo que eso te da una satisfacción, que después se multiplica. Porque se genera un clima de bienestar, que cada colaborador lo lleva después a su casa y esto repercute en la sociedad. Así que a ese foco fui apuntando con mis conocimientos, desarrollando habilidad y capacitándonos todos.
– ¿Y cómo es la relación de pareja en relación a la empresa?– Eso hay que trabajarlo mucho. Uno a medida que va creciendo en la vida se va dando cuenta de que hay situaciones que no se dan naturalmente, que hay que trabajarlas. El tema de la comunicación, el tema de respetar jerarquías. Porque en casa estábamos a la par, pero en la empresa mi marido es el presidente. Si bien estoy en el directorio, él es el presidente, hay una relación de jerarquía. También compatibilizar las miradas, porque él, con la formación de ingeniero y yo de abogada, tenemos miradas diferentes. El tema está en saber o aprender a compatibilizar, para tener una mirada integral. Lo mismo que con el equipo de trabajo, cada uno de nosotros, creo que como personas tenemos objetivos distintos, necesidades distintas, visiones, miradas diferentes. Pero lo bueno es aprender a respetarlas y a integrarlas, de ahí surge la fortaleza. Porque cada uno miramos a sectores distintos y después todos juntos logramos una integridad. Así que un poco por ese lado viene el tema de la relación de la pareja en el trabajo y en la familia, en la casa. Creo que es el respeto y la comunicación.
– Hasta en las mejores familias siempre hay un tema de discusión, ¿cómo son los vasos comunicantes entre lo que se discute a nivel familia y lo que se discute a nivel empresa? ¿Se llevan las cosas de un lado a otro o se pueden dejar tabicadas, de alguna manera?
– Yo creo que se debe aprender a dejar cada una en su espacio, en su entorno. Lo que es laboral, se discute en el entorno laboral, y lo que es familiar, en un entorno familiar. Me parece que uno tiene que aprender a generar el contexto y a tratar cada tema en el contexto adecuado. Es mi idea, lo que fui aprendiendo.
– Eso fui aprendiendo, no quiere decir que no me haya o no nos haya costado crisis o situaciones críticas, por supuesto. Aparte, porque también juega la personalidad de cada uno, la visión de cada uno. Sí, creo que tanto la familia, como la empresa familiar, tienen cada una sus particularidades, sus fortalezas y debilidades. Creo que lo más importante es conocer cada una de ellas, para equilibrar, para balancear.
– Últimamente estás en un proceso de cambio, ¿nos querés contar en qué consiste?
– Sí, de lo que me di cuenta, cuando estudié un poco de responsabilidad social y también con la vida, es que hay que hacer acciones, para la sociedad, para el equipo de trabajo. Y también hay que comunicarlas, porque de esta manera se genera un efecto multiplicador y siempre está la persona, la organización, que puede colaborar, que uno le aporta una idea y puede llevar esa idea a su ámbito de trabajo. Pero es importante, para esto, comunicar lo que uno hace. Entonces, yo creo que asesorando a otras empresas familiares, en principio porque es donde yo tuve experiencia, donde fui aprendiendo. Se pueden hacer acciones, replicar acciones, a nivel social y ambiental. Es como que la práctica o lo que estuve aprendiendo en Desinmec, ofrecerlo a otras empresas, porque por ahí se pueden hacer acciones en conjunto. Y siempre mirando el bienestar común, el crecimiento como persona o como profesional también y dar lo mejor de cada una, ser un puente, para que otro pueda desarrollarse. Entonces, por eso, junto a un socio, licenciado en administración de empresas y también especialista en coaching organizacional, empezamos a ofrecer estos servicios. Con esta idea de multiplicar efectos y mejorar el clima de trabajo, tomar conciencia del respeto por el medioambiente, de la importancia de la responsabilidad social, a nivel interno, en una organización y también en una sociedad. Y después, como fui aprendiendo en una empresa familiar, he estudiado, he leído libros sobre empresas familiares y creo que puedo hacer también mi aporte. Siempre mirando de crecer en armonía, la empresa y la familia.
– ¿Cómo ha sido el impacto de la pandemia en la zona de San Carlos?
– A nosotros particularmente creo que fue una situación que me llevó a plantear todo esto de lo que estamos hablando. Como le ha pasado a todos, de un día al otro no pudimos trabajar más, no pudimos asistir a la empresa. La recorríamos mi esposo y yo y ahí es como que tomamos conciencia de la importancia de que todos estemos bien como equipo de trabajo, de profundizar la comunicación, la amabilidad, la solidaridad. La veo desde ese punto de vista a la pandemia. Si de alguna manera se puede decir que tuvo un efecto positivo, con el mayor respeto digo esto, es en que pudimos detenernos un tiempo, ver dónde estábamos parados, ver el equipo de trabajo que nos acompañaba y lo importante que era. Entonces, una vez que tuvimos la autorización para seguir trabajando, fuimos todos diferentes. Creo que cada uno tomó conciencia de eso, de la importancia del compañerismo, de la amabilidad con el otro, del respeto, de estar comunicados, de estar viendo qué le pasa al otro. Creo que nos hicimos fuertes en eso, muy fuertes. Y también un poco este planteo mío, de ofrecer mi conocimiento, mi experiencia en otras empresas, para tratar de mejorar el clima de trabajo y ser conscientes de esto, de la importancia de un equipo de trabajo humano, con valores.
– Entre tus propuestas hay algunas dirigidas a las dependencias del Estado nacional o provincial. Es algo que no suele incluirse dentro de la consultoría. ¿Vos qué estás detectando que puede aportar tu experiencia en esas áreas?
– Yo lo que estoy detectando es dirigido a la industria, que es en el ámbito donde uno está más en contacto con el sector público. Y estoy detectando que el sector público está interactuando mucho con el sector privado. Y, como decía al principio, esto de tener miradas distintas y saber compatibilizarlas, da una fortaleza impresionante, porque uno puede tener una mirada integral sobre un tema. Veo que se puede interactuar muy bien, porque la mirada en el sector público sabemos que es muy diferente a la del sector privado. Pero si se busca un objetivo común, que es en el caso de nosotros, que estoy hablando de industria, apoyar a las industrias, a los emprendedores, justamente, para buscar un desarrollo de la economía regional. Me parece que si trabajamos lo público y lo privado con ese objetivo, se pueden lograr grandes cosas, porque justamente se tendría una visión integral de la necesidad de cada sector y qué herramientas tiene cada sector para contribuir a ese objetivo.
– ¿Y qué efecto tiene este cambio tuyo en relación a la organización de la empresa? ¿Se siente tu apartamiento, tu alejamiento o es algo que se puede manejar de taquito?
– No. Yo lo planteo como compatible. Sería en el sentido de que no me alejaría de Desinmec, porque es la organización que me enseñó o me formó profesionalmente. Es un poco parte de nosotros, de la familia, porque nuestras hijas han nacido con la empresa. Si les estoy enseñando valores, tiene que ver con esto, con la unidad familiar, con la unidad en la empresa, con el esfuerzo. Lo planteo como caminos que se pueden transitar en forma pareja o a la par.
*** Lorena Rougier es integrante de la dirección y cofundadora de Desinmec, una empresa de San Carlos, provincia de Santa Fe y también consultora en temas que tienen que ver con coaching organizacional.