Temas de Empresa & Familia

II Jornadas de CAPS Consultores en la Universidad de Belgrano

 

Por segundo año consecutivo, la Universidad de Belgrano nos abrió sus puertas, de manera virtual, para desarrollar las Jornadas de Empresas Familiares, en las que se presentaron Juan Carlos Valda, director de las Jornadas, Leonardo Glikin, director académico, y los expositores, miembros de CAPS Consultores, Andreína Tramannoni, Natalia Christensen, Lautaro Peralta Galván, Sonia López  y Eduardo Larriera. 

La convocatoria tuvo dos ejes que resultan fundamentales: el éxito empresario y la felicidad familiar. 
Estos fueron los temas tratados: 

 “Equipos de éxito: conocernos para interactuar mejor ”. – Lic. Andreína Tramannoni


Por su parte,
Juan Carlos Valda y Adriana Zamar entrevistaron a Laura Grosso, integrante de la familia propietaria de Grosso Tractores, y Leonardo Glikin entrevistó a integrantes de la familia Zuccardi, titulares de la Bodega Santa Julia. 

Los invitamos a ver en Youtube todas las presentaciones, y a dejarnos sus comentarios!!!

 

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¿Es tiempo de revisar el protocolo empresario-familiar?

 

En este artículo revisaremos cuál es la frecuencia recomendable para revisar el Protocolo, y también, cuáles son los hechos significativos que hacen recomendable una revisión.

Nos despedimos el día de la firma del Protocolo, pero con un compromiso en firme: que, frente a cualquier dificultad en su implementación, los integrantes de la familia nos llamarían para que nosotros pudiéramos colaborar, y por lo tanto, lograr dos objetivos: evitar conflictos entre los miembros de la familia, y permitir que el Protocolo se convierta en parte integrante de la cultura de la Empresa Familiar.

Esta escena nos permite hacernos la pregunta: ¿con qué frecuencia hay que revisar el Protocolo?

Digamos que el protocolo es un acuerdo escrito con valor legal y moral, elaborado y suscripto por los miembros de la familia empresaria, que establece, entre otros puntos:

  • La definición de visión, misión, valores y objetivos.
  • Las pautas para el ingreso, la permanencia y el egreso de miembros de la familia.
  • Los criterios de retribución por trabajar, por gerenciar, por dirigir, por ser consultor, y por ser titular de participaciones societarias en la empresa.
  • Los estamentos para la toma de decisiones, para la deliberación y para la información de los miembros de la familia.
  • Los acuerdos para la compraventa de participaciones societarias, o de la empresa en su conjunto.
  • Los mecanismos que se acuerdan para prevenir y resolver conflictos.
  • Pautas para la solidaridad familiar.
  • Acuerdos para el desarrollo de nuevos negocios, asociación con miembros de la familia y con terceros.
  • Pautas de interrelación entre familia y empresa.

 

 

Muchas veces, el Protocolo establece un plazo específico para su revisión. Si a mí me piden consejo, voy a recomendar:

  • Al año de firmado, porque es necesario hacer los ajustes pertinentes y revisar si, efectivamente, el Protocolo se está incorporando a la cultura familiar, y no cae en el concepto de “letra muerta”.
  • Luego, una revisión periódica y rutinaria cada cinco años después de la firma.

Como se ve, en estos casos se trata de pautas de tiempo: es factible agendar la fecha para la revisión del Protocolo, y encarar el proceso, que normalmente va a incluir reuniones individuales y confidenciales con cada integrante de la familia, a efectos de entender cómo evoluciona el proceso personal de cada uno en relación al conjunto empresa-familia.

Además de estas pautas temporales, es conveniente tener en cuenta que hay determinados eventos que justifican la revisión del Protocolo.

Vamos a dar algunos ejemplos:

  • Algún miembro de la familia planea casarse. En esos casos, es conveniente ratificar las pautas elegidas por la familia respecto del régimen de bienes en el matrimonio. En particular, si resulta conveniente, en función de la protección de la empresa familiar que el matrimonio se realice con el régimen de separación de bienes.
  • Algún miembro de la familia se va a retirar de su puesto actual. Esto genera varias inquietudes: quién lo reemplazará? Cómo se preparará a la figura de reemplazo? Habrá una reformulación del puesto? Qué nuevos recaudos resultarían necesarios o convenientes?.
  • Hay una decisión de mudar la empresa, o se muda alguno de sus integrantes. Generalmente, esas circunstancias traen aparejadas la necesidad de compenetrarse con una legislación y con costumbres diferentes, que a veces incluyen, por ejemplo, el cambio de husos horarios, con la consecuencia de que hay que planificar las reuniones de una manera diferente.

 

  • Un miembro de la familia terminó su carrera universitaria, y quiere incorporarse a la empresa. En la empresa hay lugar para todos, o sólo para algunos integrantes de la familia? Se pueden incorporar los saberes del nuevo postulante? Se justifica desarrollar una nueva unidad de negocio en su beneficio?.
  • Se produjo un divorcio. Probablemente, sea necesario revisar la situación patrimonial de la empresa, y también el patrimonio personal de los socios, en particular de quien se ha divorciado.
  • Algún integrante de la familia padece una enfermedad de mal pronóstico, o se ha producido un fallecimiento. Estas cuestiones generan habitualmente un replanteo de las relaciones dentro de la empresa y la familia.
  • Es necesario contemplar la situación de una persona clave. Sea que hay que prever cómo va a ser reemplazada en el futuro, o hay que reforzar su motivación para que permanezca en la empresa, lo cierto es que el tema merece reflexión, y, muchas veces, genera cambios en la concepción de algunos aspectos del Protocolo.
  • Hay que revisar la visión de la empresa. Puede ser que hayan ocurrido cambios significativos en el mercado, o en el entorno económico. En tales casos, es posible que repasar la visión de la empresa pueda arrojar resultados muy positivos, que permitirán a todos los participantes desarrollarse con mayor entusiasmo.

La articulación de situaciones que pueden dar lugar a una revisión del Protocolo es meramente ilustrativa.  Hay circunstancias que afectan a cada empresa, y a cada familia, que merecen una revisión del Protocolo.

En nuestra experiencia, darse ese espacio de reflexión e intercambio de ideas enriquece las relaciones familiares, y genera vínculos más perdurables y sanos.

 

 

 

 

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El impacto de la indecisión en la empresa de familia

 

“No pudimos aprovechar los buenos precios y ahora todo se disparó. Nadie quiere vender y todo el mundo quiere comprar. Si bien insistía, en el grupo de WhatsApp que compartimos con mis hermanos, nadie tomó la decisión y se nos pasó el tren”. Con angustia, como si se tratara de una confesión, lo compartía Martín, segunda generación de una empresa de la provincia de Córdoba.

Historias similares, se repiten diariamente en las empresas de familia, donde se evapora rentabilidad y se enciende la chispa de discusiones que contaminan el clima de la empresa y la familia. ¿Se dimensiona el impacto económico, social y emocional de estas “in-decisiones”? Reza el dicho “No todo es número”. Sin embargo, ellos terminan revelando en azules y rojos, los aciertos, errores y omisiones.  ¿Cómo resolverlo, sin barrer estos problemas debajo de la alfombra?

 Dimensionando el impacto

Las consecuencias de no capitalizar las oportunidades que brinda nuestra economía, que aún inflacionaria, permite hacer buenos negocios al distorsionarse los precios relativos, afectan a todos los eslabones de la propia actividad, otros actores de la economía, y al propio sector público que ve mermados sus ingresos impositivos.

Quienes se hayan apalancado en financiamiento a tasas menores que la inflación actual interanual del 64%, con un peso que ante el dólar se derrite en la mano y haya logrado posicionarse en mercaderías, insumos o inversiones tanto inmobiliarias como financieras dolarizadas, habrán agregado valor a su negocio.

Quienes se quedaron esperando otra historia diferente a la que ya conocemos, esperando que el clima aclare, su información empezará a teñirse de rojo.

 


 

Por citar un ejemplo, y tomando al campo como generador de 9 de cada U$s 10, de superávit de balanza comercial, la caída en las cotizaciones de en soja (-U$s 89) y maíz (-U$s 80), arrasó con U$s 4.700 millones, impactando en toda la economía. Esta cifra equivalente a unas 6.700 cosechadoras nuevas que no se pudieron ni producir ni vender, 17 millones de salarios mínimos vital y móvil, y U$s 3.000 millones de recaudación impositiva.

No todo es número. Aunque ellos revelan cómo el hecho de dilatar decisiones comerciales clave impacta en toda la economía y la sociedad, donde derrama en inversiones, empleo, y consumo. Decisiones “micro” que afectan también a la “macro”.

 

Cómo resolverlo

Por lo general los rojos de estos números, que se originan por la in-acción, prefieren barrerse debajo de la alfombra. ¿Cómo tomar el coraje de ponerlos sobre la mesa y resolverlos en la empresa de familia?

Así, como desde la corporalidad, para ser ágil, es necesario afirmarse desde el arranque para ganar impulso, es fundamental conocer desde dónde se parte. De allí que sugiero:

  • Identificar la cultura y los procesos a la hora de planificar nuestras decisiones de precio de venta y de compra:
  • ¿Está en claro quiénes son responsables?
  • ¿Quiénes de nuestra empresa, familiares o no, están mejor preparados y motivados?
  • ¿Necesitamos ayuda profesional o incorporar recursos?
  • ¿Aplicamos estrategias de financiamiento y comercial según el año?
  • ¿En qué información interna y externa nos apoyamos para decidir?
  • ¿Conocemos nuestros volúmenes y precios de indiferencia por unidad de negocio?
  • ¿Utilizamos tableros de control?
  • ¿Estamos considerando nuestro flujo de fondos proyectado para planificar la comercialización?
  • ¿Conversamos sobre las urgencias que aparecen en los mercados, y cómo impactan en nuestros indicadores para modificar estrategias?

 

 

  • Sincerar las emociones del “detrás de escena” de las acciones y omisiones.
  • ¿Para qué no conversamos?
  • ¿Qué lo está impidiendo?

 

  • Una vez mapeado el punto de partida, acordar:
  • Qué seguir haciendo
  • Qué dejar de hacer
  • Qué comenzar a hacer

Sin embargo, la nube de ideas no se transforma en realidades concretas, si no definimos el QUIÉNES, el CÓMO y el CUÁNDO, para pasar a la ACCIÓN. Diferencial vital, que requiere de la mayor de las  energías que definió Albert Einstein: la VOLUNTAD.

Espero que las respuestas a estas preguntas, como otras que surjan de la presente lectura, hayan sido de utilidad para despertar las conversaciones y acuerdos en tu empresa de familia, para agregar valor y bienestar empresario, familiar, y social.

Cierro con una frase de mi colega Alejandro Marchesán “Un futuro diferente está a una conversación de distancia”. 

¿Ya estás diseñando cuándo, dónde y junto a quiénes?

 

Mónica Ortolani – Consultora Tónica – CPN. Coach Ontológico Profesional especialista en Agronegocios.

 

 

 

 

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