Temas de Empresa & Familia

Con los líos que tenemos, no es momento para organizarnos

 

Este título refleja una realidad, que, en su versión optimista, está expuesta en el sabio principio de Peter Drucker: “los buenos negocios de hoy nos impiden los mejores negocios de mañana”.

CONTINGENCIAS EXTERNAS E INTERNAS

Cuando, en la cátedra universitaria, explicamos las contingencias, decimos que son aquellas situaciones que pueden ocurrir o no, y que, generalmente, están asociadas a una pérdida, a algo negativo.

Tratar de prever las contingencias supone tomar las medidas necesarias para que, en caso de que ocurran, nos encuentren posicionados de la mejor manera. Un ejemplo de mecanismos de previsión serían los seguros.

Prevenir las contingencias significa tomar aquellas medidas conducentes para que haya menor posibilidad de que las contingencias ocurran. Como ejemplos de prevención, mencionaremos las alarmas contra robo e incendio, los estabilizadores de corriente eléctrica, etc.

También diferenciamos entre contingencias externas e internas.

Las contingencias externas tienen que ver con situaciones que afectan masivamente a grupos de personas o grupos de interés:

  • Una guerra
  • Una devaluación
  • El aumento de la tasa de interés
  • La inflación.

Por el contrario, las contingencias internas son las que afectan a una organización o a una persona en particular:

  • Un robo
  • Un incendio
  • Un secuestro
  • El fallecimiento de un integrante de la familia
  • El fallecimiento de un integrante de la empresa

 

 

VOLVAMOS AL TÍTULO

¿Cómo podemos re-interpretar el título de este artículo, sobre la base de los conceptos de los párrafos anteriores?

“Con los líos que tenemos, no es momento para organizarnos”, podría expresarse de esta manera: “nos hemos enredado tanto con las contingencias actuales, que no estamos en condiciones de prever ni prevenir las contingencias futuras”.

Sería casi milagroso que en algún momento no se presentaran contingencias, máxime en el caso de quienes no tienen tiempo de preverlas ni prevenirlas.

Es decir que las contingencias pueden variar, pero nunca desaparecer. Y si son dominantes, si ellas determinan la conducta y las decisiones de quienes las padecen, en definitiva son las contingencias las que tienen el control, las que dominan en cada momento.

Por lo tanto, es probable que pase el tiempo, y quienes piensan de esta manera nunca, pero nunca, lleguen a organizarse.

¿Cómo cambiar?

Resulta necesario, en primer lugar, desear el cambio.  

Porque no se trata de un cambio externo, sino que debemos involucrarnos profundamente, para que ese cambio ocurra. Es decir que, sobre la base de una conciencia clara de lo que nos está afectando, en algún momento identificamos nuestro desorden, nuestra falta de control, como el origen de una parte importante de nuestros males, y deseamos que eso se modifique.

 

 

Una vez que el deseo está instalado, es necesario planificar el cambio: fijarse objetivos determinados, con fecha de cumplimiento (lo que los convierte en metas), e identificar los pasos necesarios para que esos objetivos se puedan cumplir.

Es probable que, al comienzo, haya que hacer un esfuerzo, para quitar horas y energías al día a día, y asignar esas horas, y esas energías, a la planificación. Pero ese proceso, que al principio parece artificial, y genera la sensación de que constituye pérdida de tiempo, rápidamente se convierte en una práctica positiva, porque ayuda a ordenar el día a día, y, por lo tanto, a obtener mejores resultados.

Seguramente, para que este proceso sea exitoso, es necesaria la asistencia profesional. Sea un consultor especialista en temas de organización, o a veces un coach, va a ayudar a que el orden sea efectivo, y pueda dar lugar a una organización mejor.

 

 

 

 

 

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Eros y Tánatos

 

Un artículo profundo y reflexivo, para quienes están transitando la etapa de retiro, quienes se disponen a iniciarla, y quienes quieren comprender un poco mejor de qué se trata.

 Dicen que soy  mayor: tengo  64 años, y me estoy jubilando.

Soy padre de varios hijos, todos ellos ya viven su vida en sus propios espacios y están bien.

Vienen a casa con alguna frecuencia, los fines de semana, pues les gustan los asaditos y nos queremos mucho; o nos queremos mucho y les gustan los asaditos.

Con mi mujer tenemos una vida de prolongada buena convivencia, serena, agradable, con momentos de encuentro muy bonitos, nos acompañamos en saludables caminatas casi todas las mañanas y aunque algunas veces nos trenzamos en tontas discusiones, siempre nos miramos, nos sonreímos y seguimos el día casi como si no hubiera ocurrido entredicho alguno.

Algunas veces me da la impresión de que aprendemos y otras no, como si repitiéramos  situaciones de enfado a la búsqueda de poder hacer un aprendizaje.

Quizás las repetimos con la escondida idea de que alguna vez, por haber transitado varias veces por ese camino, terminemos aprendiendo.

Pero también puede ser que, aunque la vida nos brinda segundas, a veces terceras y hasta  más oportunidades, no nos alcancen y este sea un motivo de tal repetición.

Ella también se está jubilando; en realidad ya se jubiló hace más de un año. Pero al decir que se está jubilando también digo que lo sigue haciendo.

Y como dicen los psicólogos, ambos estamos “duelando” nuestros tiempos llamados productivos en el ámbito empresario.

 

 

Y me encuentro pensando que también tengo por delante variadas actividades por hacer, que me gustaría realizar y que no me agrada definirlas como productivas, sino más bien como placenteras.

Mi psicólogo me alienta a que descubra, entre mis verdades, qué es lo que me gustaría hacer en el tiempo por venir; qué hacer me produciría satisfacción y me permitiría hacer un lugar real hoy a aquellos deseos que han sido postergados.

También me dice que jubilarse no es comenzar un camino que nos lleve hacia la muerte, sino que estaría muy bueno aprovechar este nuevo tiempo para transitarlo con satisfacción y alegría hasta que un día nos llegue la hora.

Encima hemos vivido un tiempo, el de las cuarentenas,  en el que las limitaciones de movimiento y de encuentros con nuestros seres queridos, por no saber hasta cuando se prolongarían, nos conectó más claramente con la realidad de la finitud de la vida.

Es algo que, si bien todos lo sabemos, habitualmente no estamos pensando ni pendientes de ello.

Me doy cuenta de lo vital, (Eros), saludable, estimulante, positivo, de pensarse como quien está viviendo hasta que la muerte un día venga a buscarme, pues como no sabemos cuándo va a ocurrir eso, me dispongo a hacer hasta el último momento de mi vida lo que más placer me produzca y disfrutar de ello

En cambio, aceptar pasivamente la idea de que al dejar la vida productiva comenzamos a vivir hacia, en vez de hasta, es lo opuesto a lo vital.

Y qué es lo opuesto a lo vital?  (Tánatos).

Alguna vez he leído que Freud toma estos conceptos como pulsión de vida y pulsión de muerte. Eros y Tánatos.

 

 

Será así entonces?, que nuestra vida transcurre por un camino a veces soleado y otras oscuro; por momentos con alegría y en otros con tristeza; tiempos de entusiasmo y otros de abulia, serenidad y enojo, paciencia e impaciencia, fortaleza y debilidad, lucidez y torpeza, y casi un sin fin de opuestos que si logramos percibirlos, sentirlos y pensarlos, quizás nos ayuden a descubrir nuestras propias verdades y el verdadero sentido de nuestra vida.

Será algo que podremos hacer?, nos lo merecemos?

 

 

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CAPS Consultores y su decálogo para trabajar en equipo.

 

Año tras año crecemos en nuestro propósito de cuidar el futuro de empresas y familias con historia. Para ello, profundizamos en la práctica de la interdisciplina y el trabajo en equipo.

“Estamos buscando un gurú para que nos enseñe a trabajar en equipo” me dijo una vez un cliente, y creo que, apenas lo dijo, tomó conciencia del equívoco: el gurú puede ser genial, pero lo que es seguro es que no practica el trabajo en equipo, y para que un equipo sea exitoso, más allá de la genialidad de alguno de sus integrantes, asesores o líderes, lo que importa es la experiencia, y la pasión, precisamente, por lograr que el equipo brille más allá de sus individualidades.

Definitivamente, no se necesita un gurú para que nos enseñe a trabajar en equipo. Se necesitan pautas claras, un destino compartido, y un liderazgo que sea visto como capaz de llevar a ese destino.

Personalmente, como Director de CAPS Consultores, siempre tuve la visión de que el trabajo en equipo es indispensable para responder a la complejidad de los temas que tratamos: nada menos que la organización de la empresa, su relación con la familia, el cumplimiento de las metas de sus integrantes y las pautas necesarias para la continuidad del proyecto a lo largo del tiempo.

 

 

El saber propio de un abogado, de un contador, de un psicólogo, de un administrador de empresas, no es suficiente para abarcar toda  la complejidad comprometida en estas temáticas, complejidad de la cual, en muchos casos, los propios protagonistas no son conscientes.

Podríamos comparar nuestra práctica con lo que alguna vez hemos experimentado en un trabajo de kinesiología: no siempre es adecuado masajear el punto de dolor. A veces hay que atender otros nudos (incluso, lejanos) para que los dolores se calmen.

No siempre lo que parece un problema de producción es sólo un problema de producción: a veces están en juego relaciones personales, prácticas de liderazgo, creencias de cada uno de los sujetos intervinientes, que hacen necesario revisar temas que no son evidentes, pero cuya resolución es imprescindible.

En el mismo sentido, para que un acuerdo empresario-familiar sea sustentable a lo largo del tiempo, y se respete un Protocolo, la clave no reside en contemplar infinitas sanciones, sino encontrar los mecanismos para concientizar a los participantes, modificar conductas, y generar conciencia respecto de la importancia de respetar los acuerdos suscriptos.

 

EL DECÁLOGO DEL TRABAJO EN EQUIPO INTERDISCIPLINARIO.

Nuestra práctica interdisciplinaria, nuestros esfuerzos por funcionar eficientemente como un equipo profesional, nos han llevado a elaborar un decálogo del trabajo en equipo interdisciplinario.

Éstas son las pautas:

 

 

 

 

 

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